LISA FISCHER: La estrella que no quiso brillar

Lisa Fischer suele decir que ella, en realidad, jamás buscó desarrollar una carrera en solitario. Al fin y al cabo, hacia 1991 ya se había convertido en una de las cantantes de sesión más cotizadas de la industria. Lejos quedaban sus primeras aventuras en clave freestyle a principios de los 80 y su aparición en la banda sonora de Beat Street; ahora su vida transitaba de estudio en estudio,  poniendo su voz al servicio de quien pudiera pagarla. Entre sus ilustres clientes estaban ya nombres como Billy Ocean, Patti Labelle, Tina Turner o los Rolling Stones entre muchisimos otros, aunque fue sin duda, la presencia de Luther Vandross la que marcó su carrera de principio a fin. No sólo por darle su primera gran oportunidad sustituyendo a la legendaria Tawatha Agee como voz principal de su coro, sino también por convertirse en su gran mentor durante toda la década de los 80. Así que no es de extrañar el que fuera él precisamente, el principal responsable de que Elekra Records le hiciera a finales de los 80, una oferta para lanzar su primer disco en solitario.

lisa

Editado en 1991, «So Intense» puede ser visualizarlo hoy en cierto modo, como el regalo que Vandross realiza a Lisa Fischer, tras casi una década de anónimo servicio como vocalista.  Tirando de agenda, el amigo Luther reclutará al gran  Narada Michael Walden para echarle una mano con la producción del disco, e incorporará a músicos tan reconocidos como Marcus Miller o Hubert Eaves III, amén de ilustres vocalistas invitados como Nick Ashford. Un reparto de lujo, que Vandross dirigirá para crear un álbum concebido como simple vehículo para el lucimiento vocal de una Fischer en su mejor momento creativo. Pero que nadie se deje llevar por las apariencias. «So Intense» no será el típico y aburrido ejercicio vocal lanzado al downtempo para explotar las virtudes de la estrella de la función. La presencia de alguien como Narada garantizará bangers tan extraordinarios como «Save Me», en el que en una línea sonora similar al Chicismo de ese mismo año,  tratará de demostrar la vigencia del sonido post-disco a través de su conexión con la música House de aquellos años. Escuchado hoy, puede que sorprenda a muchos que el álbum rehuya la presencia del sonido New Jack, en plena efervescencia en aquellos años. Los motivos son obvios: Vandross y Fischer querían destinar «So Intense» para un público más adulto, y con mayor afinidad por el R&B de perfil más clásico.

Entre lo orgánico, el legado del post-disco y las nuevas tendencias del Rhythm and Blues, «So Intense» será un trabajo ante todo industrial, efectivo y puede que algo conservador, pero no por ello carente de interés. Basta escuchar el trabajo de  Vandross y Narada en temas como «Some Girls» -con rapeo de Lisa Fischer incluido- o en un medio tiempo como «Get Back To Love»,  para comprender los múltiples matices de un trabajo de producción que trataba de introducir continuos guiños y matices cercanos al público más joven, aunque sin perder de vista el perfil clásico que garantizaba una voz tan canónica como la de Fischer. Una fórmula por aquel entonces en pleno desarrollo y que al final, prevalecerá en la industria marcando el devenir de la escena de R&B femenino mainstream hastas nuestros días.

Lisa Fischer «Save Me»

Lisa Fischer «Some Girls»

Lisa Fischer » How I Can Erase The Pain»

Pero puede que sean los slowjams en realidad, el verdadero caballo de batalla de «So Intense». Volcados en crear el perfecto colchón sonoro para los generosos gorgoritos de Fischer, el trabajo de Narada y Vandross transitará con desigual fortuna en downtempos como el efectivo «How Can I Erase The Pain», el lúbrico «So Intense» que dará nombre al disco, o el más que olvidable y almibarado «Wildflower. Un ristra de baladones destinados a derretir a un respetable que curiosamente, y en clara consonancia con los tiempos, responderá mejor al gancho de los uptempos incluidos en el disco, que funcionará de manera más que digna en las listas de billboard. Este hecho, junto al Grammy que Fischer se llevará bajo el brazo como mejor R&B Performance gracias a «How Can I Erase The Pain», parecerá garantizar una continuidad a su carrera que sin embargo, ella misma se encargará de poner en punto muerto. La presión de la industria y los grandes focos serán demasiado para una artista que preferirá brillar detrás de una gran estrella, que convertirse en una. Hoy, todavía en activo como cantante de sesión, sus créditos continuan añadiendo nombres como Beyoncé o Alicia Keys a una lista que resume de la mejor manera posible, treinta años de R&B y Pop mainstream americano.

Gonzalo Oya

THE GIRLS: LAS CHICAS MALAS DE ANDRÉ CYMONE

Cuentan que hacia 1981, André  Cymone tuvo claro que debía abandonar el confortable nido de Prince.  Acomodado en el regazo del talento de su amigo de infancia, Andrè llevaba desde mediados de los 70 ejerciendo de fiel gregario del genio.  Tras un año de desavenencias, la creación de The Time y su escaso protagonismo en el proceso creativo del proyecto, convenció a Cymone de la necesidad de salir en busca de su propia fortuna. Su  firma como artista en solitario por Columbia en 1983,  le abrirá las puertas no sólo de su carrera en solitario, sino también la posiblidad de crear sus propias franquicias de laboratorio.

Andre Cymone, creador de The Girls

MI0001329719

 

Con el éxito de Vanity 6 aun reciente,  y con el debut de las Mary Jane Girls de Rick James ese mismo año, a Cymone no le resultó dificil convencer a los directivos de Columbia. Su plan pasaba por lanzar una girl band con chicas de buen ver, pero de mucho mayor talento vocal y de algo menor edad que las de Prince. Una combinación de sexualidad evidente, pero sin pasarse, frescor juvenil e indudables aptitudes vocales, a las que  Doris Rhodes, Germain Brooks y Sheila Rankin dieron rostro a la perfección.

 

th girls

 

Con el debut de sus chicas con «Girl Talk» (1984) Cymone pretendía demostrar a todos que era capaz de dirigir un proyecto al margen del Prince Camp, aunque a la vez, ni pudiera ni quisiera renegar de su legado.  A cargo de la producción y composición integra del álbum,  The Girls se convertirá en un mero instrumento más, a través del cual Cymone comenzará a explorar su propia versión del sonido Minneapolis, del que ya no se despegará en toda su carrera. Así, tracks como «Don’t Waste My Time» o «S-S-E-X» , evidentes émulos del «Nasty Girl» de las Vanity 6,  resistirán la comparación con su tórrido modelo, aunque perdiendo algo de fuerza por el camino; la algarabía genital  que para Vanity, Prince y compañía era casi una forma de vida, para Cymone y The Girls resultaba una evidente impostura. Dos ejemplos musicalmente impecables de sonido Minneapolis en clave synth y de mucha mayor calidad vocal que sus supuestos modelos pero que, en su afán por generar comparaciones, Cymone termina por provocar que se le vean en demasía las costuras.

 

The Girls «Don’t Waste My Time»

 

No sorprenderá tampoco, la aproximación pop de tracks como «Women and Men» o «Nu Boy», con las que Cymone parece querer llamar a las puertas de los -por entonces- inaccesibles chart blancos. Al fin y al cabo, por alguna razón, nuestro protagonista siempre ha cargado con la extraña etiqueta-sambenito de «new wave» a sus espaldas.  Sin mayor conexión real con unos Depeche Mode, New Order o Alphaville que su gusto por los looks extravagantes ,  resulta mucho más lógico asumir estos guiños como un peaje más dentro del desarrollo de propio sonido Minneapolis, que Prince llevaba años intentando emparentar, a su manera, con el Pop blanco.

the girls 2

Con «Someone Shoulda Told Me « , un hipersexual slowjam de evidentes ecos P-funk,  logrará sacar por fin todo el partido posible a un proyecto que sin embargo, fracasará estrepitosamente. Ni hits como «Girl Talk», una auténtica bomba Minneapolis de primera magnitud y claro tema-estandarte del álbum, lograrán salvar la cara de un disco que no importará a casi nadie. Ante el lamentable resultado comercial del disco, Columbia da por cerrada la franquicia, y jamás se volverá a saber nada más de un trío que desde luego, mereció mucha mejor suerte.

The Girls » Someone Shoulda Told Me»

Lastrada por sus deseos de competir con uno de los mayores y más influyentes genios que ha dado la música negra en los últimos 30 años, la primera aventura de Cymone puede que estuviera necesariamente destinada al fracaso. Las comparaciones se hicieron evidentes, y puestos a escoger, el público prefirió quizás quedarse con el original y sus inventos antes que con un, por otra parte, extraordinario daño colateral de la explosión Minneapolis. Aun así, Cymone y sus chicas nos dieron el privilegio de asistir a una de las primeras derivadas explícitas – y completamente ajenas a Prince- de un sonido, el de Cymone, que con su trabajo para artistas como Jody Watley o Jermaine Stewart alcanzará las más altas cotas de excelencia. Pero esa…esa es una historia que ya os hemos contado.

Por Gonzalo Oya.

 

 

 

 

 

SHANNON: Do You Wanna Get Away

Como casi todos los sambenitos, el de One Hit Wonder es terriblemente injusto.  Shannon se lo ganó gracias al descomunal éxito mundial de un single  como «Let The Music Play«, probablemente el primer hit global de la historia del freestyle.  La edición de su disco debut, del que se cumplieron el pasado Febrero 30 años, la convirtió en una efímera promesa del R&B de los 80. Incapaz de repetir un éxito semejante,  su carrera se diluyó hacia finales de esa década. Hasta aquí la historia oficial. Esa, según la cual Shannon no es más que otra olvidada estrella de los 80, carne de recopilatorio y concierto tributo para nostálgicos. No hay que rebuscar mucho, sin embargo, para descubir las joyas que Shannon Brenda Greene nos dejó tras la explosión del «Let The Music Play».

 

shannon1

 

Si hubiera que buscar una clave en la música de Shannon, esa sería la presencia de Chris Barbosa y Mark Ligget. Ellos la descubrieron como miembro del New York Jazz Ensemble, decidieron lanzarla como su franquicia R&B, y marcaron de principio a fin su sonido.  Para Barbosa, un joven productor asociado a la incipiente escena freestyle, y para Ligget, que ya había incado el diente a la escena Italo con su curiosa aportación al excéntrico «Cinque» (1984) de Filipponio, Shannon se convirtió en un regalo caído del cielo. Su incontestable talento vocal y su espectacular físico, eran la guinda que ambos buscaban para su nuevo proyecto. A medio camino entre el Latin Freestyle de Florida y las texturas del Italo, ambos crearon un sonido único para su debut en «Let The Music Play» (1984) y del que «Do You Wanna Get Away»  no tardaría en convertirse en secuela perfecta.

 

Shannon_-_Do_You_Wanna_Get_Away_album

Es evidente que «Do You Wanna Get Away» (1985) fue un fracaso. A pesar de transitar por los mismos caminos que su predecesor, fue incapaz de igualar su éxito. Menospreciado y olvidado en el magma musical de los años 80, el disco esconde sin embargo algunos de los mejores momentos en la carrera de Shannon. Con una estructura similar a la de su anterior propuesta,  «Do You Wanna Get Away» gira en torno a un tema estandarte, un hit homónimo,  del que se derivan no pocas joyas en un álbum que sin duda, merece ser rescatado del olvido.

 

Shannon «Do You Wanna Get Away»

 

Shannon «Stop The Noise»

 

Shannon «Stronger Toghether (Dub)»

 

 

Adelantando la posterior fiebre High Energy, Barbosa y Ligget ofrecen con ese «Do You Wanna Get Away» que da nombre al álbum, una de las primeras encarnaciones americanas del género.  Más cerca del Italo que del Freestyle, la hibridación propuesta por el combo de productores da como resultado una auténtica bomba, con buena parte de los ingredientes que harán del sonido High Energy un fenómeno a nivel mundial. Un invento quizás demasiado osado para las listas americanas, que reaccionarán con frialdad ante el single. Mucho más ortodoxos resultan tracks como «Stop The Noise», con una evidente influencia de la Madonna R&B del momento, o el fantástico  «Stronger Toghether», el segundo single del disco. Un track  R&B en su más pura expresión,  con notables influencias de S.O.S Band en su etapa Jam & Lewis, y donde Shannon da toda la sensación de querer emular a Mary Davis.  Una «moderación» de discurso que sorprenderá a quien se acerque al disco, y que sin duda redimensiona la figura de una artista a la que la historia a etiquetado de una manera muy reduccionista. Resulta muy díficil afirmar que «Do You Wanna Get Away» es un disco en clave freestyle, y mucho más aun que Shannon fuera una artista ligada estrictamente a este movimiento.  Basta escuchar, un tema como «Let Me See Your Body Move», otro de los highlights del disco y el único no producido por Ligget & Barbosa,  para comprobar lo cómodo que le resultaba el ortodoxo traje del boogie-funk a nuestra protagonista.

 

Shannon «Let Me See Your Body Move»

 

Una compensada lucha entre la ortodoxia que parecía  transmitir Shannon y ese sonido europeo en el que sus mentores querían hacerla navegar, que a pesar de su indudable interés creativo no funcionó,en lo comercial, como todos esperaban.  El disco entra por los pelos en el Top 40 R&B de Billboard y se hunde por completo en la lista de ventas general, lo que deja muy poco satisfechos a los ejecutivos de Atlantic. Exigiendo un mayor control creativo, Shannon se convierte en productora ejecutiva de su siguiente álbum, en el que  la aportación de la pareja Ligget & Barbosa perderá mucho peso.  Ni la presencia de Patrick Adams, salvará finalmente del  fracaso a «Love Goes All The Way» (1986), que no logrará colar ni un sólo single en listas de éxitos. Un batacazo definitivo, y con el que Shannon pondrá un largo punto y a parte a su carrera.

Durante años convertida en carne de recopilatorio de gasolinera, y con sus discos acumulando polvo en las cubetas de los rastros de medio mundo, Shannon lleva 20 años agitando el recuerdo de su único éxito masivo.  «Let The Music Play» sigue siendo el motivo por el que muchos le recuerdan, y ella misma parece empeñada en que éste sea el único objeto de culto de su legado.No pasa nada. Aqui estamos nosotros para recordar el resto.

 

Gonzalo Oya

 

 

 

 

 

 

 

JENNY BURTON: ELECTRO DIVA

Hemos cumplido un año y para celebrarlo, qué mejor que añadir un nuevo nombre a nuestra particular galería de Sex Icons. Para ello, hoy vamos a recuperar la figura de Jenny Burton, de quien analizaremos su primera referencia «In Black and White» (Atlantic, 1983)

Jenny+Burton+JB+SOUVENIRS

La historia de Jenny Burton comienza como anónima recepcionista para la Bell Records, período durante el cual realiza sus primeras grabaciones como artista.Unas modestas sesiones que, sin embargo, tras llegar a oídos de Cotton Records, provocarán que firme su primer contrato discográfico. Así y bajo el nombre de Jeanne Burton, edita un par de singles en clave disco con Dooley Silverspoon, que pasan sin pena ni gloria y estancan su carrera hasta principios de los 80.  C-Bank, un proyecto de laboratorio que intentaba sacar partido de la reciente fiebre electro, será su gran oportunidad. Reclutada por John Robie para convertirse en cara y voz del proyecto, Jenny aparecerá en singles como «One more shot» (1983),  que sentará las bases de su próxima aventura, en la que Burton volverá a ser de nuevo protagonista.

C-Bank Featuring Jenny Burton «One More Shot»

El éxito de «One More Shot» llama la atención de Atlantic, que decididos a llevar la fórmula al siguiente nivel, le ofrece un contrato para convertirse en su próxima apuesta R&B femenina.  Con Robie de nuevo llevando todo el peso de la producción,  Burton comienza las sesiones de «In Black and White» en donde el neoyorkino desarrollará un sonido duro y oscuro, puramente electro, pero al que la voz y el físico de Burton convertirán en jugosa carnaza para las listas de éxito.

jenny

Temas como «Remember What You Like» – con el que el «Fascinated» (1987) de Ish Ledesma para Company B guarda un parentesco evidente- colocan a Burton en unos registros que ya bordean los límites del Freestyle o el primer Hip Hop, y en los que una voz de perfil clásico como la suya ejerce de curioso contrapunto. Una combinación única, que da como resultado modélicos bangers como «Rocksteady«,  «Vena Cava» y sobre todo «Players», un delirio electro con rapeo de Burton incluido, que se convierte en uno de los temas más populares del disco.  R&B en clave electro, fresco, nocturno y callejero que la sitúa como una de las grandes estrellas emergentes del momento.

Jenny Burton «I Remember What You Like»

Jenny Burton «Rocksteady»

Moviéndose en los mismo límites del género, Robie completa un prodigioso trabajo de producción que  llegará, en muchos momentos, a arrebatar protagonismo a la estrella de la función. Puede que por ello y en mitad de semejante algarabía electro, se cuele una balada como «Small Rewards»  con la que la Burton intentará lucir su talento vocal con irregulares resultados. Un extraño melange Pop-Rnb en el que Robie demuestra sus dificultades para acercarse con garantías a unos códigos en los que su incomodidad se hace evidente. Aun así, ambos sellan una fantástica sociedad creativa que lamentablemente, jamás volverá a producirse.

Jenny Burton «Players»

Como productor, Robie continuará ligado al sonido electro y ese mismo año dejará para el recuerdo su aportación  al «Lost in Space» (1983)  de Jonzun Cru y sobre todo, su trabajo junto a Arthur Baker en el álbum homónimo de Planet Patrol.  Por su parte, y convertida ya en una suerte de musa del electro, Burton  es reclutada para aportar dos tracks a la banda sonora de «Beat Street» (1984); dos melifluas baladas que desde luego, no se encuentran entre lo mejor de su repertorio. Dos discos, el homónimo «Jenny Burton» (1985) y «Souvenirs» (1986), unos cuantos éxitos y un matrimonio más tarde, decide  retirarse de la vida pública.

Una carrera corta pero de revisión imprescindible, y de la que muy pronto podrás leer en estas páginas un segundo capítulo.

Autor: Gonzalo Oya

APOLLONIA

Para retomar nuestra sección de Sex Icons, hoy una vez más tenemos que recordar a una ex de Prince. Y es que si fue la gran Vanity quien inauguró nuestra galería de 80s funk hotties, hoy le toca el turno precisamente a quien fue su sustituta en la cama y el estudio del caprichoso virtuoso de Minneapolis.

Apollonia y Prince, portada de Rolling Stone

prince apo

Patricia Kotero, más conocida como Apollonia, era una actriz y modelo de medio pelo. Tras pasear sus encantos por concursos de belleza del area de California y compartir plano en series tan kitsch como Matt Houston o El Coche Fantástico, un encuentro casual con Prince cambiará su vida.Casualidad o no, Apollonia entra en escena en el mejor momento posible. Con Vanity abandonando a Prince para lanzarse a una incierta carrera en solitario, nuestra protagonista se presenta como su sustituta perfecta, en todos los aspectos. Así, Prince refunda su grupo femenino bajo el nombre de Apollonia 6 y decide que su nuevo fichaje sustituya a Vanity como protagonista de un ambicioso proyecto que tenía entre manos, «Purple Rain».

Uno de los primeros sex symbols chicanos, Apollonia

apollonia

El resto es historia. «Purple Rain» gana un oscar y se convierte en un increíble éxito y ese mismo año el disco de Apollonia 6, producido por Prince, se lanza con discretos resultados. Aún así, convertida ya en un rostro muy popular, Apollonia ve la posibildad de relanzar su carrera como actriz, e inexplicablemente decide, al igual que Vanity, abandonar a Prince. Convertida en una habitual de la noche y los excesos de la alta sociedad y las celebrities de Los Ángeles, Apollonia comienza a relacionarse con gente tan dispar como Dave Lee Roth, John F Kennedy, Jr. o Lorenzo Lamas, con quien compartirá plano además en otro clásico Kitsch como Falcon Crest, interpretándose a si misma como novia del nieto de la malvada Angela Channing. Su aparición en Falcon Crest la hace increiblemente popular en todo el mundo – curiosamente llega a ser portada incluso de la revista Interviú en España-y la anima a relanzar su carrera musical, casi en el olvido.

Apollonia-Apollonia-188150

Editado en 1988, su álbum homónimo «Apollonia» supone su regreso a la industria musical. Para la ocasión, Apollonia recluta a dos artesanos como Steve Barri y Tony Peluso , conocidos por su trabajo de producción para entre otras Stacy Lattisaw. Ellos llevan el peso de un álbum de R&B/Pop con claros guiños al Italo y el sonido High Energy, tan en boga a finales de los 80, y con el que parece, en parte, querer deshacerse definitivamente de su pasado junto a Prince. El fantasma de su etapa Minneapolis aparecerá sin embargo inevitablemente en tracks como «Missmatch» o «Help Wanted» , claros y un tanto deslucidos, revival de su etapa con Apollonia 6.

Apollonia «Missmatch»

Será sin embargo, la aportación del gran Ish Ledesma -mítico personaje de la escena funk y freestyle de Miami- quien marque la diferencia con su trabajo de producción en tracks como «Since I Fell for You» , un gran ejemplo de Freestyle/pop y especialmente «For your Love», una auténtica bomba entre el Freestyle y el sonido Hi Energy que es sin duda el mejor momento no ya de este disco, si no de toda la carrera de Apollonia.

Apollonia «Since a Fell for you»

Apollonia «For your love»

El no menos mítico Michael Jonzun – de la Jonzun Crew- cierra el disco con la intrascendente»Ay, Ya,Ai» , un track con el que Apollonia parece quererse subirse al carro de ese R&B Pop neutro que comenzaban a popularizar artistas como Paula Abdul.  Un disco que, en definitiva, sí vale la pena recuperar es sobre todo por la extraordinaria aportación del Señor Ish Ledesma, de quien hablaremos largo tendido proximamente en estas páginas.

Tras la tibia acogida de su álbum, Apollonia se lanza de nuevo al mundo de la televisión y el cine de Serie B editado directamente en video, convirtiéndose en una de las estrellas de este subgénero. ¿Que podría haber sido de Apollonia si hubiera continuado con Prince? Quien sabe…probablemente su historia hubiera cambiado bastante poco. Al fin y al cabo, su personaje siempre ha sido y será -con alguna excepción- bastante más interesante que su música.

DONNA ALLEN :The black madonna??

De una manera u otra, la fecunda escena de Florida durante los años 80 suele aparecer de manera recurrente en estas páginas. Pero más allá del tantas veces comentado Freestyle o Miami Bass, en el sunshine state también hubo mucho disco-funk y grandes artistas de un perfil más ortodoxo y asociado a los estandares del R&B. Artistas como Eugene Wilde o Donna Allen,  a la que hoy precisamente nos toca recordar, son perfecto ejemplo de esa variedad sonora -entre la ortodoxia y la especificidad del Freestyle y derivados- que siempre ha mostrado la escena florideña.

Donna Allen era una popular cheerleader de los Tampa Bucaneers, que a la vez que lucia palmito en los partidos de fútbol americano comenzaba a despuntar en bandas locales situadas en la órbita del mítico sello TK Records de Henry Stone y del que formaban parte primeras espadas del disco como KC and the Sunshine Band. Como vocalista de Trama, una banda de disco-funk florideña firmada con TK , Allen edita su primera referencia en 1977. Aunque Trama, un típico producto disco-funk de finales de los 70 consigue un moderado éxito con este debut, Allen decide abandonar el barco para iniciar una incierta carrera en solitario. Finalmente, Donna se verá obligada a actuar en un conocido restaurante de lujo de Miami para poder pagar sus facturas.

Frecuentado por empresarios y gente relacionada con el mundo del espectáculo, entre sus clientes habituales de este restaurante se encontraba Lou Pace, productor en esos momentos de Miami Sound Machine.  Tras asistir a varias de sus actuaciones y atraido por su indudable belleza y potente voz, Pace contacta con Allen y le ofrece comenzar a trabajar en un proyecto musical conjunto. La última pieza será otro cliente del local, un conocido empresario latino de Miami llamado Fernando Pruna, a quien nuestra protagonista convence para financiar el proyecto. Con Lou Pace y Allen en pleno proceso de grabación, Atlantic rapidamente llama a sus puertas y ofrece un acuerdo de distribución del futuro disco, que finalmente verá la luz a través de Oceana records en 1986.

donna

De este modo, «Perfect Timing» supone su esplendoroso debut en solitario, fiel reflejo sonoro de su época. Puro synthfunk, en el que Lou Pace muestra su buen hacer como hitmaker en tracks como «Serious» , uno de los grandes clásicos de nuestra protagonista, «Sweet Somebody» o «Bad Love».

Donna Allen «Serious»

Donna Allen «Sweet Somebody»

Donna Allen «Bad Love»

Pero la fórmula, con obvias reminiscencias al «Street Called Desire» de Rene and Angela -editado justo un año antes- se completa, sin duda, gracias a la versatilidad de Allen, capaz de llevar más allá su aire de cantante clásica de R&B, añadiendo unas buenas dosis de sexo y actitud de street smart girl a la receta. Esta mezcla, de SynthFunk, sexualidad y aspecto callejero hizo que rapidamente se ganara el injusto apodo de «Black Madonna» por parte de una bastante poco original industria, que para poder presentarla al público blanco, se atrevió a compararla con una artista tan mediocre como la Ciccione.

Donna Allen…The Black Madonna ??

sweetsomebody

Tras el éxito de su debut, con varios temas en las listas de éxitos Pop y R&B, Allen edita el que será su segundo y último album en solitario. Con «Heaven on Earth» (1988) Pace y Allen intentan repetir la fórmula, y de nuevo, con excelentes resultados. Añadiendo algo de Prince y sonido Minneapolis a la mezcla, tracks como «Can we talk» ,» Make it my night»  evidente  influencia del tipico y elegante sonido R&B de Mtume– devuelven a Allen a la primera plana de la escena, suponiendo un éxito en listas R&B incluso mayor que su predecesor.

Donna Allen «Can We Talk»

Donna Allen «Joy and Pain»

Sin embargo, a partir de aquí, Allen decide abandonar su carrera en solitario, y entrar a formar parte de Miami Sound Machine junto a Gloria y Emilio Estefan, con quienes compartirá estudio y escenarios durante largos 9 años. Hoy prácticamente retirada, y con su música felizmente recuperada para el gran público gracias a su aparición hace algunos años en la banda sonora de la película «Precious» , vuelve a nuestra memoria convertida en una de las más efímeras, pero a la vez fulgurantes, figuras del R&B femenino de los 80. Y que desde luego, siempre ha sido, es y será bastante más que una simple «Black Madonna».

 

Autor: GEE

THERE’S SOMETHING ABOUT KARYN!

Hoy en esta sección de Sex icons, nos congratula presentar a Karyn White, una de esas artistas en las que belleza y talento están perfectamente proporcionados.Su vida, en el seno de una familia de clase acomodada en el área de Los Ángeles, discurre ligada a la música desde su mismo nacimiento, con un padre trompetista y una madre directora de coro. Con estos antecedentes, es inevitable que, en un Los Ángeles convertido en un auténtico hervidero para la música negra en los años 80, Karyn no acabe recalando en alguna de las múltiples bandas locales de Funk y R&B que intentaban abrirse hueco en la escena de la ciudad.

Karyn+White

Karyn White

Tras un breve paso por Legacy, una pequeña banda local, Karyn es escogida para acompañar a O’Brian en su gira de 1984, lo que provoca que a partir de ese momento se convierta en una habitual cantante de sesión para diversos artistas.  Será en 1986 cuando Jeff Lorber, un conocido músico de Jazz-Funk , la escoja como voz para su single «Facts of love» y posteriormente «Back in Love» junto a Mike Jeffries. El éxito de su trabajo con Lorber la lleva directamente a firmar un contrato con Warner, que rapidamente la pone a trabajar junto a Babyface y Antonio Reid en lo que será su álbum debut.

Así, en 1988 Warner Bros. edita el primer álbum homónimo de White , una auténtica obra maestra del R&B de la época y en el que unos L.A. Reid y Babyface en plena forma sacan lo mejor de su arsenal. Composiciones como «The Way you love me» o «Secret Rendezvous» demuestran la magia que desprendían los Ex-The Deele a la hora de componer uptempos, mientras que otros como «Superwoman» -curiosamente uno de los más recordados por el público generalista- no ocultan los peores defectos del Babyface más descafeinado.

Karyn White «The Way you Love Me» (1988)

El álbum, un éxito con tres números uno en las listas de R&B, convierte a Karyn en una dura rival de las Janet Jackson, Pebbles o Paula Abdul, que también debutaba con su primer álbum en ese mismo año.

sqplyw

Para «Ritual of Love» (1991) , su segundo álbum , Karyn White contará con Jimmy Jam & Terry Lewis, que son los encargados en esta ocasión de volver a confeccionar un colchón de lujo está vez ya mucho más cercano al New Jack Swing, pero con el inconfundible sello de Jam & Lewis. Un disco a la altura de su predecesor, y que cuenta con bangers como «Romantic» o «Ritual of Love», y que además provocará que White comience una relación con el que será su futuro marido, Terry Lewis.

Karyn White «Romantic» (1991)

Su matrimonio con Lewis y el hecho de ser madre hace que, tras un último álbum en 1994 de discreta acogida, abandone paulitanamente su carrera hasta que en 1999 finaliza su contrato con Warner Brothers.

Tras un parón de más de diez años y una cómoda existencia como diseñadora de interiores en Sacramento, Karyn White ha decidido en este 2012 volver con un nuevo álbum «Carpe DIem», y lo cierto es que ha sorprendido con sus esplendorosos 47 años y la extraordinaria dignidad de un producto muy modesto pero que no la desmerece en absoluto como artista.

Karyn White «Seize The Day» (2012)

Digno retorno para una extraordinaria mujer que sin duda siempre será recordada por dos fantásticos álbumes que ya forman parte de la historia del R&B contemporáneo.

Autor: GEE

EVERYBODY LOVE(D) VANITY

Para inaugurar esta absurda sección de sex icons era obligatorio pararme en Denise Katrina Matthews aka Vanity, mi absoluta dream girl de los 80. ¿Quien no la recuerda de Acción Jackson? probablemente una de las más hilarantes trash movies de los 80, y en la que llegó a compartir plano con Carl Weathers y un improbable malvado como Craig T Nelson.

Imagen

Puede que nunca en la historia del mundo del espectáculo, la relación belleza -talento haya estado tan mal repartida. Su historia puede recordarnos en cierto modo a la de una Cassie. Al igual que ella, Vanity «had the Look» pero no desde luego ninguna aptitud a mayores que se le conociera. Y si a la «supreme side-chick» fue Ryan Leslie la que se la llevó al estudio y la cama, en el caso de Vanity fue Prince la que decidió que sería buena idea llevarsela a la alcoba, y de paso, grabar algunos temas.

Como resultado de esta relacion, Prince funda «Vanity 6», un grupo de tres chicas de las que sería front-girl la propia Vanity y que llegan a editar un excelente álbum homónimo. «Nasty Girl» el single principal, se convierte en un hit instantáneo y aun hoy es un clásico que puede escucharse en cualquier Strip Club desde Atlanta a New Jersey. De su posterior ruptura con Prince, Vanity saca en limpio un par de discos en solitario, algunos tracks junto a su amigo Jesse Johnson (Ex The Time) un tercero inconcluso junto a Jimmy Jam y Terry Lewis, amén de pasear su espectacular belleza por un puñado de peliculas trash y de serie Z de entre las que destaca «The Last Dragon» un producto de artes marciales tardo-Blaxploitation de la Motown.

Imagen

La «Fast Life» junto a su adicción al crack y la heroína, la acaban convirtiendo en un detritus irreconocible, hasta que en los 90 su conversión al cristianismo la «rehabilita» como ama de casa.

Al menos, nos quedará para el recuerdo una colección de canciones que más allá de su propio valor, son crónica y viva representación de una de las épocas más creativas y locas de la historia del RnB americano.

Vanity «Pretty Mess/Wild Animal

Vanity «Mechanical Emotion»

Hoy, con la distancia del tiempo, vemos a Vanity como un prototipo de todo lo que estaría por venir. Sexualidad exacerbada, apenas talento, gossip y relación con algún que otro super-productor o music star…¿Os suena? A Christina Millan, Nicole Scherzinger o Cassie estoy seguro que si.

Autor: GEE