Finis Henderson, el entertainer definitivo

A principios de los 80, Finis Henderson representaba el prototipo de «light-skin crooner» que la Motown estaba deseando lanzar al mercado. «Finis» (1983) fue el único intento de catapultarlo a las listas de éxitos

Finis Henderson es todo un personaje. Desde hace años se autodefine como The Ultimate Entertainer, y  su tiempo se divide entre los cruceros de lujo y los casinos de Las Vegas. Pero aunque suponemos que sus shows humorístico-musicales para jubilados le pintarían la cara a los del mismísimo Julio Sabala, a nosotros nos interesa más viajar en el tiempo unas cuantas décadas atrás. En concreto, a ese breve espacio de tiempo en el que Finis soñó que iba a convertirse en la próxima gran estrella de la Motown.

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 Aunque hoy parezca un delirante personaje salido de Padre de Familia, Finis Henderson proviene de la aristocracia cultural afroamericana de Chicago. Su tío era el músico y actor Bill Henderson, su padrino Samy Davis Jr y su padre, un conocido manager en la industria que terminaría de vicepresidente de Samy Davis Jr. Enterprises. Con semejantes antecedentes familiares, el bueno de Finis no lo tiene muy difícil para debutar como vocalista en un proyecto como Weapons Of Peace, una banda disco-funk de laboratorio producida por Mark Davis – uno de los grandes nombres de la Motown- , que lanzará en 1976 su único disco con Playboy Records. El álbum pasa sin pena ni gloria, así que Henderson se muda a Los Ángeles con su primo Al Mckay -bajista de Earth, Wind And Fire-  para buscarse la vida como actor. Las audiciones no llegan, y decide probar suerte en el mundo de la comedia en directo donde su porte y su labia encontrarán acomodo en locales legendarios del Stand Up Comedy como el Comedy Store, el Stardome o el Laugh Factory, donde según cuentan compartirá espacio e improvisaciones con tipos como Robin Williams o Richard Pryor.

Finis Henderson, como vocalista de Weapons Of Peace

Sin embargo, el tímido despegue de su carrera como monologuista no consigue quitarle las ganas de triunfar en el mundo de la música, y su estrecha amistad con Bill Wolfer resultará vital para intentarlo de nuevo. Wolfer era un joven músico de sesión de la Motown al que, gracias a su trabajo junto a Stevie Wonder, los Jacksons o Tenna Marie, Berry Gordy había abierto las puertas a participar en el Thriller ( 1982) de Michael Jackson – suya es la legendaria línea de teclado del Billie Jean– y lo que es más importante todavía, la posibilidad editar su propio disco en solitario. En ese 1982 Henderson consigue colarse en los créditos de «Wolf» , el debut de Wolfer en solitario, como compositor y vocalista de un pequeño clásico como «Call Me» que terminará por convertirse en uno de los tracks más celebrados de aquel disco. Finis llama por fin la atención de Gordy, y lo suficiente como para terminar de convencerlo – suponemos que también con cierta influencia de su amigo Bill Wolfer y su primo Al Mckay- de firmarle para Motown y editar «Finis», su debut en solitario.

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Lo cierto es que , con su piel clara y su pelo liso, Finis representaba el prototipo de «light-skin crooner» que la Motown estaba deseando lanzar al mercado.  Con Al Mckay a los mandos de la producción, «Finis» (1983) se compondrá de 10 tracks que entre el boogie y el Rnb-Pop más formulero, intentarán catapultarlo a las listas de éxitos.  La luminosa voz de Henderson brilla en pequeñas joyas dignas de revisión como «School Girl» o «Blame It On The Night», dos infecciosos uptempos en los que la legendaria guitarra de al Mckay se llevará al final todo el protagonismo. En su busca del éxito inmediato, también se permitirá recuperar la stevenwonderiana «Call Me» – el fantástico track que había escrito para el disco de Bill Wolfer un año antes- o reclutar precisamente a Stevie Wonder en la meliflua «Crush on You», aunque al final será un banger como «Skip To My Lou» el que logre dar finalmente en el clavo. Todo un número 1 de Billboard en las listas de Rnb que mostrará lo mejor que Finis podía ofrecer a la escena Rnb de aquellos años.

 

Con «Skip To My Lou» Henderson desvela todo su potencial con un elegante uptempo en clave synth -no resulta difícil incluirlo entre los diez mejores de ese año- que pondrá en evidencia los excelentes resultados que podía dar el alejar su estupendo falsetto del almíbar y las baladas. Pero la Motown era mucha Motown y desde luego, no habían fichado a Henderson para hacer bailar en el club al público negro y urbano. Como siempre, su objetivo era colarse en los tocadiscos de los blancos de suburbio y para ello se introducen mediocres estándares adult-contemporary  ad hoc como «I’d Rather Be Gone» o «You Owe It All To Love», que lastrarán por completo el álbum y de los que mejor resulta olvidarse. 

El disco languidecerá en las listas de Billboard – aunque se hace especialmente popular en Japón, donde el  fenómeno del City Pop comienza a explotar- y Motown desiste en su intento de asentar a Finis Henderson en la escena americana. Su voz reaparecerá en 1984 junto a Stevie Wonder en la banda sonora de «La Mujer de Rojo» ( «Love Light In Flight»)  aunque para su desgracia también en cosas tan bizarres como el «Con Confused» de Eddie Murphy, con el que cerrará su carrera como cantante en 1985.  Puede que hoy el «Entertainer Definitivo» no tenga ya demasiadas ganas de recordar su fallido intento por convertirse en una estrella del Rnb, pero nosotros no podemos dejar de hacerlo. Así que ya sabes, si te lo encuentras por Las Vegas o en algún crucero por el Caribe, no te olvides de saludarle de nuestra parte.

Gonzalo Oya

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