En 1990 Teddy Riley era el productor del momento. Con Guy a punto de lanzar su nuevo álbum, y trabajando ya en el » Dangerous» (1991) de Michael Jackson, su nombre había entrado ya en el selecto club de los elegidos. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, su meteórico ascenso había dejado algún que otro daño colateral; en su caso, alguien llamado Gene Griffin, para muchos, el principal culpable de que Riley triunfara.
Gene Griffin, el mentor de Teddy Riley
Aunque durante años hubo quien los llegó a tomar por tío y sobrino, en realidad no existía parentesco alguno entre ellos. Ambos se conocían de toda la vida y habían forjado una relación de casi padre-hijo, desde la infancia de Riley en las calles de Harlem. Griffin, un conocido hustler y personaje de la noche neoyorquina, mantenía cierto nombre en la industria gracias al éxito de one hit wonders como Indeep y su «Last Night A DJ Save My Life» (1982), lanzados por él en los estertores de la música disco. Cuando Riley decide formar su grupo Kids At Work a mediados de los 80, Griffin ve una nueva oportunidad de introducirse en un mundo que le apasionaba, y se ofrece a buscarles un contrato discográfico. Con su guía y perspectiva, aquel grupo de adolescentes de Harlem, derivará, tras algún cambio de formación y nombre, en Guy y dará lugar al team de producción GR ( Griffin-Riley) Productions, que finalmente firmará por MCA . Obsesionado en focalizar y dirigir el ímpetu de Riley, Griffin fue probablemente el primero en visualizar el impresionante potencial de un veinteañero llamado a cambiar el rumbo de la música negra para siempre. Lo que vendrá después es de sobra conocido; bajo su tutela, el bueno de Teddy ayudará a definir eso que se dará en llamar New Jack Swing, y contribuirá al éxito brutal de artistas como Bobby Brown, Keith Sweat o Johnny Kemp. Una exitosa relación mentor-pupilo que sin embargo, y como casi todas, estaba destinada a romperse de manera irremediable el día que Riley decidiera volar solo fuera del nido. Poco importa si todo surgiera de las presiones de Louil Silas Jr, o porque realmente la banda no aguantara más las directrices de Griffin ,para RCA algo así como el incomodo e invisible cuarto miembro de Guy; lo cierto es que en 1989, con un nuevo album ya sobre la mesa, la banda se niega a desplazarse con él a Georgia, su base de operaciones. Acusado de quedarse con buena parte del dinero generado por el grupo, Griffin pone pies en polvorosa hacia el Sur y no tarda en organizar un nuevo proyecto con el que plantar cara a sus ex-protegidos. Así será como nazca Basic Black, un proyecto creado ad hoc para competir con Guy y MCA, y que Motown recibirá con los brazos abiertos.
Para formarlo, Griffin reúne el talento de cuatro jóvenes de Atlanta, con los que de manera descarada, intentará reproducir la fórmula creada para sus antiguos pupilos. Darryl «Dezo» Adams, Walter «Mucho» Scott, Lloyd «Spec» Turner y Kelvin «K.B.» Bradshaw, pondrán cara y voz a una banda que desde su misma creación se convertirá en objeto de continuos ataques por parte de Riley. Griffin había convencido a Motown de que él era el auténtico responsable del éxito de Guy, así que con su fichaje y el de sus nuevos pupilos, el label esperaba lanzar un torpedo a la línea de flotación de MCA, en esos momentos líderes en el mercado de la música negra. Así es como, con la edición de «Basic Black» (1990), Griffin colocará en el mercado un producto prácticamente igual al de su competencia directa, que lo acusará de plagio sin miramientos. Y aunque es cierto que resulta imposible no comparar vocal y musicalmente bangers como aquek «She’s Mine» , el único gran éxito del grupo, con todo lo que Riley llevaba desarrollando desde mediados de los 80, no es menos cierto que Griffin también había formado parte de la creación de ese sonido. Así que tras su despido y siendo justos, estaba en todo su derecho de desarrollarlolcomo mejor le conviniera.
Sin salir de Atlanta, pero con la mirada puesta en los dancefloor de la Cosa Este, verdadero campo de batalla del New Jack Swing, Griffin confeccionará para su nuevoproyecto un tracklist redondo. Un auténtico Hit after Hit album, con la visible sombra de Teddy Riley y Charlie Wilson al fondo desde luego, pero que cuyo talento como productor convertirá en algo más que un simple estándar. Así, regalará a sus pupilos gemas como «It’s A Man Thang», «Nothing But A Party» o «Don’t Make Me Fall In Love», que el tiempo convertirá en clásicos incunables del género New Jack Swing. No dudará además, en reclutar al gran Cl Smooth para poner la guinda rap del ya mencionado «She’s Mine» y demostrará de nuevo su innato olfato, aprovechándose del inmenso talento de músicos e intérpretes de Spec Turner o Dezo Adams que, años más tarde, continuarán dando que hablar en la industria al lado de Jermaine Dupri, entre muchos otros. Incluso los dos únicos slowjams del álbum , no pocas veces el talón de aquiles de algunos discos New Jack Swing, pasarán con nota la prueba de las alcobas más exigentes. Un proyecto redondo, en definitiva, con el que Griffin demostrará que sabía muy bien lo que se traía entre manos y que nadie como él para dirigir el talento ajeno.
Basic Black «It’s A Man Thang»
Basic Black «Nothing But A Party»
Basic Black «She’s Mine»
A pesar de que Motown y Griffin se las prometían muy felices viendo el resultado final del proyecto, lo cierto es que Basic Black jamás logrará hacer sombra a Guy en las listas de ventas. La edición de «Future» (1990) es un rodillo que aplasta irremediablemente el nuevo proyecto de Griffin, con quienes Riley y compañía comienzan una continua guerra dialéctica. El fracaso de Basic Black, el despegue de Riley junto a Michael Jackson y las continuas acusaciones y ataques que deberá soportar por parte de su antiguo protegido, convertirán a Griffin en un apestado dentro de la industria. Será el destino el que, unos cuantos años más tarde, le otorgue a Griffin una pequeña victoria al comprobar como Riley no dude en incluir a «Mucho» Scott y Daryl «Dezo» Adams, dos de sus antiguos archienemigos de Basic Black, como productores de la tercera entrega de Guy.
Pero Griffin, refugiado en su amada Atlanta desde los primeros 90, estaba ya a otras cosas. Allí será testigo en primer persona del despegue de un fenómeno como el rap sureño, con el que se implicará desde el principio y gracias al cual, volverá a colocarse en la vanguardia de la música negra. Con su oído siempre pegado a la calle y a los clubes nocturnos hasta su mismo fallecimiento en 2009, a él debemos agradecer entre otras cosas la irrupción de alguien como Pastor Troy en nuestras vidas, uno de sus últimos grandes protegidos y para el que logrará un jugoso acuerdo económico con Universal. Un auténtico underdog de la industria, al que esperamos el tiempo devuelva a su verdadero lugar en la historia de la música negra.
Gonzalo Oya