Cuando «Gimme The Keys» (1991) salió a la venta, ya casi nadie se acordaba de Mikki Bleu. Y eso que, tan sólo dos años antes había lanzado su disco debut «I Promise», convertido en la nueva apuesta de Emi. Pero la historia y la carrera de John Kenneth Williams aka Mikki Bleu había comenzado en realidad mucho más atrás, en Houston, a principios de los años 80. En aquellos años, Williams ya era una de las más firmes promesas synth-funk de la árida escena de Texas, y como líder de Glass, llega a editar un fantástico álbum homónimo en 1983 sobre el que por cierto, ya hablaremos en profundidad en próximas entregas. El moderado éxito de singles como «Bedrok», es suficiente para que Glass llamé la atención de bandas como Gap Band o Con Funk Shun, que no dudan en incorporarlos como warm up de sus giras por el Sur de Estados Unidos. Williams tenía entre ceja y ceja convertirse en una estrella pero lo cierto es que tras la disolución de Glass, su carrera enlazará despropósito tras despropósito; ni su breve paso en solitario por Elektra en 1985 ni su incorporación como miembro de Club Nouveau un año más tarde -sin llegar a grabar un solo tema en estudio en ninguno de los dos casos- le acercarán lo más mínimo a su objetivo.
Glass Featuring John Williams
Williams se verá obligado desde entonces a sobrevivir dando tumbos como cantante en clubes texanos de medio pelo, y colaborando como productor en varios proyectos de Rap-a-lot records -llegará a producir el «Car Freak» de los Ghetto Boys en 1987- hasta que a finales de los 80 por fin se topé con la persona que dará el giro que esperaba a su carrera: Tommy Quon.
Conocido en el Dirty South por ser uno de los escasos chino-americanos dedicados al negocio del ocio nocturno para afroamericanos, Quon era el dueño del City Lights y del Monopoly’s Park Place, dos de las mejores y más populares discotecas de R&B de Dallas. Tras una actuación, Quon propondrá a Williams convertirse en su manager y entrar a formar parte del equipo de Ultrax, un ambicioso proyecto discográfico diseñado para lanzar el talento local. El plan de Quon pasaba por desarrollar a artistas a través de microproyectos, pero de suficiente calidad como para interesar a una industria R&B en plena bonanza económica, tras la explosión del fenómeno New Jack Swing. Así, será Quon quien presente el proyecto de Williams a EMI con un notable lavado de cara y bajo el surrealista nombre de Mikki Bleu, consiguiendo luz verde para la edición de su disco debut . Como multi instrumentista, productor y songwriter, Williams edita un álbum debut esplendoroso «I Promise» (1989) que sin embargo, pasará con más pena que gloria en las listas de billboard. El aparente fracaso de su primer proyecto no desanima a Quon, que tras un acuerdo con Ichiban Records convierte e Williams en el responsable musical de la expansión de Ultrax. Bajo su dirección, el sello comienza un scouting de futuros talentos de los que sacarán en limpio entre otras cosas, a un pintoresco blanco bailongo llamado Vanilla Ice o incluso- y esto es algo que muy pocos recuerdan- a un tal MC Breed. A punto de comenzar los años 90, el repentino éxito global «Ice Ice Baby» convertirá a Vanilla Ice en el primer artista que Quon logre colocar en la industria desde su sello / management independiente, y facilitará de manera evidente la edición del segundo asalto de Wiliiams como Mikki Bleu.
Editado en 1991 «Gimme The Keys», será sin lugar a dudas, el mejor disco en la carrera de John Williams. Abrazando la estética y el sonido New Jack Swing sin contemplaciones, el disco ofrecerá una interesante alternativa sonora a los clichés que productores como Babyface,Teddy Riley o Jam & Lewis habían convertido ya en dogmas del género. Con la producción del álbum a su cargo, Williams llevará el lenguaje New Jack a su terreno, el de un multi instrumentista bregado diez años antes en la escena boogie y post-disco; un maravilloso cruce de discursos entre la vanguardia de la nuevas generaciones del R&B y el clasicismo de un vocalista R&B/Funk a la antigua usanza. El resultado, una nueva vía que hoy podemos vislumbrar como única, dentro de la amalgama sonora de la época.
Mikki Bleu «Gimme The Keys»
Williams escogerá el camino más difícil, y a pesar de la modestia de su proyecto, pondrá todo su empeño en crear un universo musical propio -permeable como es lógico a muchas influencias- pero en el que da la impresión de huir de la imitación directa de los hitmakers del momento. Como productor, mostrará una precisión de relojero a la hora de componer brutales bombas New Jack como ese «Gimme The Keys» -la más ortodoxa de sus aproximaciones al género- a la vez que se atreverá a explorar un universo sonoro propio que parece evocar su propio pasado como músico. Así, es como Williams traerá al presente referencias vocales obvias como las de Ron Isley, Charlie Wilson o Marvin Gaye, que hará suyas con honestidad, sutileza y elegancia. Como artista, Williams no busca el aplauso fácil; tampoco el agitar la nostálgica conciencia de sus oyentes mas talluditos. Lo suyo es más bien una mirada limpia, cálida y personal, a un género al que llega probablemente demasiado mayor, y al que tiene muy claro que no puede incorporarse imitando a artistas bastantes más jóvenes que él. El magnífico resultado de su apuesta saltará a la vista en maravillosos slowjams como «All My Life (I’ve Waited)», elegantes uptempos como «Whenyadowachado» o «Good 2 U» y sobre todo, una rareza como «Stay», un poderoso midtempo en el que no tratará de ocultar su devoción a Prince y el sonido Minneapolis. Una maravillosa ristra de gemas que vistas con la perspectiva del tiempo, colocan sin duda, este «Gimme The Keys» al nivel de los grandes proyectos New Jack de esos años.
Mikki Bleu «Whenyadowachado»
Mikki Bleu «Stay»
A pesar de los excelentes resultados artísticos de su propuesta, Mikki Blue vuelve a fallar su disparo. Las rotación radiofónica de los singles no responde a las expectativas y Quon se ve incapaz de colocar el proyecto en ninguna major. La paulatina caída en desgracia de Vanilla Ice, el gran valuarte de Ultrax, y el cambio de tercio sonoro de la industria, devolverá a Williams a su estado natural, el de olvidado outsider rnb perdido en la estepa texana. De este modo, lanzará tres modestos proyectos independientes más que no importarán a casi nadie, hasta que finalmente decida retirarse por completo en 1997, iniciando una nueva aventura como empresario hostelero. Hoy, cuentan que todavía centrado en regentar su restaurante, es probable que hasta él mismo haya olvidado lo grande que fue su aventura como Mikki Blueu. Así que si un día pasas por Houston y lo ves, no dudes en recordárselo de nuestra parte.
Gonzalo Oya